miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ciencia y fe ¿Realmente un conflicto?

La iglesia católica considera que no existe motivo alguno para que se originen conflictos entre fe y ciencia, sin  embargo existen muchos científicos que se han dedicado a señalar una imposibilidad para entablar un dialogo con la iglesia católica.
Un estudio publicado de los Estados  Unidos demuestra  que el problema no sería a causa de la fe ni de la ciencia, sino  más bien de algunos científicos que se declaran “ateos”, con sus estudios metodológicos e innumerables  prejuicios que durante varios años la iglesia católica ha tenido que soportar.

“Indudablemente no existen conflictos”
La ciencia utiliza el método científico que consta de hipótesis, experimentación, resultados y observaciones.Por el contrario, la  fe es la creencia o la confianza en la verdad o la fiabilidad de una persona, idea o cosa ante la ausencia de evidencia. Es también el conjunto de creencias de una religión o el conjunto de creencias de alguna persona, de una comunidad o de una multitud de personas.
Las causas por las cuales las personas se convencen de la veracidad de una fe, dependerán de los enunciados filosóficos en los que las personas confían. La palabra “fe” puede referirse a una religión o a la religión en general. Al igual que la confianza, la fe implica un concepto de eventos o resultados futuros, y se utiliza a la inversa como una creencia no apoyada en una prueba lógica o evidencia material.
El nacimiento de la ciencia experimental, que tuvo lugar durante los siglos XVI y XVII, supuso una auténtica revolución en nuestro modo de pensar la Naturaleza. Aunque sus éxitos justificaron su rápida difusión, por lo demás, su aceptación no fue pacífica en todas las instancias de la sociedad. La aparición de la ciencia empírica introdujo un elemento perturbador en el debate ya existente sobre fe y razón.
Autores como Mariano Artigas ponen de manifiesto cómo la razón en su más amplio sentido, la filosofía, es puente entre la ciencia y la fe. Ninguna de las tres instancias es reducible a las otras dos, ni puede desarrollarse de una manera independiente de las demás. La ciencia puede ser camino hacia Dios y la fe revelada. Recientemente lo han testimoniado personajes como Antony Flew o Francis Collins. En ambos casos el punto de partida de sus respectivas conversiones del ateísmo o de la indiferencia ha sido precisamente la biología actual. La ciencia, en definitiva, es ejercicio de la razón.

Tener Fe significa creer firmemente y sin dudar todo lo que Dios nos ha revelado y lo que la iglesia católica nos propone como motivos de Fe.
Nuestra inteligencia tiene la tendencia a creer las cosas que son evidentes. Como hay verdades divinas no evidentes, para creerlas se necesita nuestro asentimiento a esas verdades divinas.
La fe no es contraria a la razón. Creer no significa abdicar de la razón. Tampoco la fe puede ser contraria a la ciencia, pues lo verdadero no puede contradecir a lo verdadero. La verdad tiene una misma fuente que es Dios y Dios no puede contradecirse. Las realidades no-sagradas y las realidades sagradas provienen de la misma fuente que es Dios.
San Agustín nos indica cómo debe ser la relación entre la fe y la razón, para qué y cómo utilizar nuestra inteligencia: “Creo para comprender y comprendo para creer mejor”.
La ciencia y la fe transcurren en distintos planos, la primera nos permite conocer e interpretar lo material, la segunda lo espiritual.
Pero la fe se expresa por medio de las religiones y en nuestra civilización hay un libro al que se le otorga inspiración divina: la Biblia.
Es ahí donde empieza la interferencia ente ciencia y fe.
La ciencia, representa el conocimiento, y ese conocimiento muchas veces, sin buscarlo, descubre cosas que contradicen lo que la Biblia dice como la  evolución y la creación.
Los misterios de la fe están por encima de la razón, no en contra de la razón y creer esos misterios resulta muy beneficioso para nosotros.
Los seres humanos podemos creer o no, es decir, podemos aprovechar o desaprovechar las gracias que Dios continuamente nos proporciona para tener fe.
La fe no se opone a la investigación médica, sino que le ofrece un marco moral, no exclusivo para los cristianos, sino accesible a todos por medio de la razón.
En este sentido, Benedicto XVI mostró su oposición a la mentalidad “según la cual la fe se presenta como obstáculo a la libertad y a la investigación científica, porque estaría constituida por un conjunto de prejuicios que viciarían la comprensión objetiva de la realidad”.
Las enseñanzas de la iglesia en cuestiones bioéticas, subrayó el Papa, proceden de la ley moral natural, que es accesible a la razón humana, se sea creyente o no.
De este modo, se puede concluir que entre la iglesia católica y las ciencias nunca ha existido conflicto alguno, las personas poseen libertad de expresión y pueden creer o no en dios.Aunque existe gente que busca que se originen conflictos ante situaciones que no poseen importancia alguna.La fe es algo que no se puede comprobar, pero  la ciencia  posee los conocimientos necesarios para poder demostrar que lo que se expresa es realmente así y como dice el refrán ”A palabras necias, oídos  sordos”.


                                                                                       
                                                                                María Paz Poblete Rojas


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